Tengo
tantos bonitos recuerdos de mi infancia y me gusta tanto recordar todas las
enseñanzas que me ha dado mi mamá, definitivamente es un legado que ha cambiado
mi vida…Entre las lecciones duras y los consejos oportunos (que son
muchísimos), hoy recordé dos cosas importantes: escribir mis metas todos los
años y ayudar a los demás, sin importar que tan mal o bien puedan estar las
cosas…
Recuerdo
con tanto cariño las reuniones familiares de principios de año cuando mi mamá
nos sentaba en la mesa y nos daba hoja y lápiz para escribir nuestras metas…
jaja imaginen 4 carajillos de 4 a 7 años concentradísimos pensando y
escribiendo que própositos tenían para los siguientes 12 meses… y bueno, el
resultado eran 4 jeroglíficos, todos manchados que solo nosotros entendíamos…
mi mamá se encargaba de guardarlos hasta la revisión de resultados en diciembre
(ahh sí, estos eran compromisos serios!!). Debo decir que esos papeles iba de
todo, desde pasar el año escolar, no jalarle el pelo a mis hermanas, portarme bien
con la abuelita… hasta cosas increíbles como aprender a volar, hacerme
invisible o conseguir un broche como el que tenía “Angel, la niña de las
flores”… jajaja!!!
Luego
venían las metas familiares donde nos comprometíamos a ayudar en la casa,
recoger la ropa, mantener las luces apagadas o incluso, pintar o ayudar con
alguna remodelación… siempre todo lo hacíamos juntos y todo quedaba por escrito
y firmado por todos los miembros de la familia!!! Recuerdo que en algunos casos
hasta contribución económica teníamos que dar!!! Así que de los 6oo ó 1000
colones que habíamos ahorrado con tanto esmero durante semanas o meses,
teníamos que sacar 100 ó 200 colones para ayudar con algo que hiciera falta,
una contribución totalmente simbólica pero que nos dejo una aprendizaje para
toda la vida… definitivamente fueron años tan felices!!
Finalmente,
pero no menos importante, las metas para ayudar a los demás, y ahí se ponían
las cosas interesantes… Mi mamá nos “invitaba” (no opcional) a regalar parte de
nuestros juguetes y de nuestra ropa (que tampoco eran muchisíma) y se lo
mandabamos a alguna familia de bajos recursos económicos… Así nos tocó decirle
adios a muchos ositos de peluche, muñecas, carritos y dinosaurios. Debo decir
que a lo largo de los años logramos donar una buena parte de nuestros preciados
tesoros de la infancia… ahora se lo agradezco tanto a mi mamá!!!
Finalmente
y para concluir sesiones tan importantes y agotadoras, pues nos esperaba una
deliciosa pizza para compartirla entre todos!!
De
todo este proceso, la lección más importante fue ver como, aún en los tiempos
díficiles, (porque sí, hubo épocas donde literalmente solo teníamos arroz y
frijoles en la casa) mi mamá nunca dejó de lado nuestras metas para ayudar a
otros… ella me regaló amor incondicional, felicidad en dar y en medio de la
escasez, me enseñó que había mucha abundancia todavía!!! Sin duda, los años más
duros para mi familia fueron también los más plenos y felices… gracias a estos
2 consejos, nos mantuvimos unidos, enfocados en las metas y concentrados en
enfrentar el mundo de afuera y ser parte de algo más grande y mejor!!